Estos días de
verano y Festival de Viña del Mar han repleto las calles de la ciudad y las
playas de la V región de personas provenientes de todo Chile y Argentina,
algunas personas vienen incluso de más lejos. Se ha vuelto un destino ideal para
el verano del hemisferio sur del planeta.
He vuelto de casi
dos meses de invierno mexicano y no podría estar mas entusiasmada de estar
aquí, vuelvo a los tours en los que trabajo y otros proyectos. Pero antes que
todo, pude pasar unos días muy lindos en una playa 3 horas al sur de aquí.
Pupuya es un
lugar del cual nunca había escuchado, a un lado de Matanzas, un pueblo perteneciente
a una comuna llamada Navidad. Una combinación de extrañas elecciones de nombres
y bellos paisajes costeros donde hacen surf. Angostas carreteras arboleadas y
caminos de terracería que llevan al mar.
La costa de Pupuya
tiene una piedra gigante incrustada que se veía desde todas partes, parece la
huella de un gigante y una bandada de gaviotas se aglomera ahí, parece que
disfrutan el atardecer.
La playa es ancha
y al caminarla vi estrellas de mar, cangrejos gigantes, erizos y algas de
muchos tipos, hasta alga nori y cochayuyo (que comen mucho aquí). Un biólogo
marino me acompañó en mi paseo por la playa y me explicó con nombres científicos
todo lo que yo iba viendo…mi novio. Mi pedazo del Pacífico era muy distinto, a
más de 8 mil kilómetros de ahí.
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